Diego Rivera (1886-1957) fue uno de los pintores mexicanos más importantes y un gran artista del siglo XX. Nacido en 1886, en Guanajuato, Rivera estudió estilos artísticos tradicionales europeos en la Academia de San Carlos en el Distrito Federal. Rivera combinó esta formación clásica con la influencia del artista popular José Guadalupe Posada, emergiendo a la edad de dieciséis años como un pintor talentoso con un estilo mexicano bien definido.
En 1907, Rivera viajó a España para estudiar las obras de Goya, El Greco y Brueghel en el museo de El Prado de Madrid. Después, se mudó a París y quedó fascinado con el movimiento cubista de vanguardia que había fundado Pablo Picasso. Sin embargo, después de cuatro años dedicado al cubismo, Rivera comenzó a cuestionar este movimiento.La oportunidad de poner en práctica sus nuevas ideas vino en 1921, con la inauguración de un programa cultural instituido para llevar el arte a las masas. El gobierno mexicano comisionó a José Clemente Orozco, a David Alfaro Siqueiros y a Rivera para pintar una serie de ciclos de frescos para edificios públicos, instigando lo que vino a llamarse el Renacimiento Muralista Mexicano. Estos grandes artistas pintaron sobre las paredes de edificios públicos en todo el país. Sus obras crearon una nueva iconografía que representaba complejos temas sociales y nacionales, motivos religiosos y una perspectiva global pre-hispánica.
Cuando la represión política se intensificó en México a finales de la década de 1920, a Rivera lo persuadieron venir a pintar en los Estados Unidos. Durante sus primeros dos encargos en San Francisco, en 1930 y 1931, Rivera y su esposa, la artista Frida Kahlo, encontraron una acogida cálida. Rivera, por consiguiente, se sintió muy complacido de regresar a San Francisco en 1940 para crear el mural de la Unidad Panamericana para su exhibición en la Exposición Internacional de Golden Gate. Esta obra representó la culminación de cientos de murales pintados para el público y también demostró su relación cariñosa con San Francisco.Además de ser un artista célebre y controversial, Diego Rivera fue un activista político provocativo que incitaba al debate no sólo en México, sino también en los Estados Unidos y en la Unión Soviética. Desde su muerte en 1957, sus centenares de obras de arte público, sus numerosos óleos y acuarelas, y su audacia política han seguido contribuyendo en forma inestimable al desarrollo del arte público en las Américas.
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