Arte en subastas Damien Hirst
LONDRES.- Provoca escándalos con sus calaveras humanas incrustadas de diamantes, terneras doradas o tiburones en formol. Pero Damien Hirst, el artista vivo más rico del Reino Unido, causa controversia no sólo con sus obras.
Divide al sector también por la manera en que aumenta su fortuna. Vende obras directamente a través de la casa de subastas Sotheby's. El mundo del arte está al revés. "Damien Hirst escribe nuevas reglas para el mercado del arte", tituló recientemente la renombrada publicación especializada 'The Art Newspaper'.
Y es que hasta ahora los artistas vendían sus obras en la mayor parte de los casos a través de galerías o marchantes. Estos reciben un porcentaje del precio de venta, normalmente un 50%. "Para los galeristas y los marchantes no es bueno porque tienen miedo de que ahora se les eche del mercado", dijo Patrick Heide quien dirige su propia galería en Londres. Sin embargo, sólo artistas estrellas de la talla de Hirst podrían permitirse una jugada así, "porque poseen el correspondiente poder en el mercado".
Está claro que este hombre de 45 años lo tiene. Sus obras se venden por millones en todo el mundo; Sotheby's espera recaudar más de 80 millones de euros (unos 113 millones de dólares) con la subasta.
Para satisfacer la demanda, Hirst produce en cadena. Aunque para ello ha dejado de ser el único responsable del proceso de creación: no él, sino un ejército de artistas prometedores fabrican sus obras. "Para hacer arte al nivel que yo quiero, tengo que contratar a otras personas", se defendía Hirst. "Prada tampoco hace sus propias prendas, ni (el arquitecto estrella) Frank Gehry construye él mismo los edificios y nadie los descalifica".
Encantado con las críticas
Sin embargo, a él le gusta especialmente que lo difamen. Demasiado orientado a las masas, demasiado avaricioso, es lo que le reprochan compañeros, que seguramente no están libres de envidia, y eruditos.
"Muchos en este ramo se preguntan si lo que hace Hirst sigue siendo arte o sólo es negocio", explicó Heide. Hace poco aparecía publicidad de Hirst incluso en los diarios gratuitos de Londres que se reparten en el metro, no exactamente el medio preferido de las Bellas Artes. "No sé lo que es el arte. Pero si cuelga de una pared de Sotheby's, por definición es arte", declaró Hirst al diario 'Daily Telegraph'.
Tanto si es arte lo que hace como si no, Hirst, que creció en un ambiente de pobreza en la ciudad obrera de Leeds y que logró alcanzar el éxito en los años 90 con obras escandalosas de los llamados Young British Artists (jóvenes artistas británicos), es un apasionado coleccionista y posee una fortuna valorada en unos 1.250 millones de euros (cerca de 1.768 millones de dólares). Pero ahora circulan rumores de que sus galerías también tienen problemas para deshacerse de todas sus obras ante un mercado del arte que se va enfriando.
Su calavera humana incrustada de diamantes no fue vendida a una "compañía de inversiones" por unos 75 millones de euros (cerca de 106 millones de dólares), al contrario de lo que en un principio se dio a conocer. Detrás de esta sociedad se escondían entre otros Hirst y su galería White Cube y se les acusó de adquirir una participación de la calavera para mantener alto el precio artificialmente.
¿Necesita Hirst ahora del gigante de las subastas con su maquinaría de super marketing para deshacerse de su sobreproducción? Aparte, una subasta no es del todo inofensiva incluso para un artista tan famoso como Hirst. "Ya tengo pesadillas: lote 9, ninguna puja, lote 10, sin puja", explicó él mismo.
El mundo del arte espera con tensión estos días. ¿Funcionará el experimento o no? El marchante y coleccionista David Mugrabi lo ve filosóficamente: "Parece un juego para Damien. El quiere comprobar si saldrá impune de homicidio, al igual que hiciera entonces Duchamp con su urinal".
LONDRES.- Provoca escándalos con sus calaveras humanas incrustadas de diamantes, terneras doradas o tiburones en formol. Pero Damien Hirst, el artista vivo más rico del Reino Unido, causa controversia no sólo con sus obras.
Divide al sector también por la manera en que aumenta su fortuna. Vende obras directamente a través de la casa de subastas Sotheby's. El mundo del arte está al revés. "Damien Hirst escribe nuevas reglas para el mercado del arte", tituló recientemente la renombrada publicación especializada 'The Art Newspaper'.
Y es que hasta ahora los artistas vendían sus obras en la mayor parte de los casos a través de galerías o marchantes. Estos reciben un porcentaje del precio de venta, normalmente un 50%. "Para los galeristas y los marchantes no es bueno porque tienen miedo de que ahora se les eche del mercado", dijo Patrick Heide quien dirige su propia galería en Londres. Sin embargo, sólo artistas estrellas de la talla de Hirst podrían permitirse una jugada así, "porque poseen el correspondiente poder en el mercado".
Está claro que este hombre de 45 años lo tiene. Sus obras se venden por millones en todo el mundo; Sotheby's espera recaudar más de 80 millones de euros (unos 113 millones de dólares) con la subasta.
Para satisfacer la demanda, Hirst produce en cadena. Aunque para ello ha dejado de ser el único responsable del proceso de creación: no él, sino un ejército de artistas prometedores fabrican sus obras. "Para hacer arte al nivel que yo quiero, tengo que contratar a otras personas", se defendía Hirst. "Prada tampoco hace sus propias prendas, ni (el arquitecto estrella) Frank Gehry construye él mismo los edificios y nadie los descalifica".
Encantado con las críticas
Sin embargo, a él le gusta especialmente que lo difamen. Demasiado orientado a las masas, demasiado avaricioso, es lo que le reprochan compañeros, que seguramente no están libres de envidia, y eruditos.
"Muchos en este ramo se preguntan si lo que hace Hirst sigue siendo arte o sólo es negocio", explicó Heide. Hace poco aparecía publicidad de Hirst incluso en los diarios gratuitos de Londres que se reparten en el metro, no exactamente el medio preferido de las Bellas Artes. "No sé lo que es el arte. Pero si cuelga de una pared de Sotheby's, por definición es arte", declaró Hirst al diario 'Daily Telegraph'.
Tanto si es arte lo que hace como si no, Hirst, que creció en un ambiente de pobreza en la ciudad obrera de Leeds y que logró alcanzar el éxito en los años 90 con obras escandalosas de los llamados Young British Artists (jóvenes artistas británicos), es un apasionado coleccionista y posee una fortuna valorada en unos 1.250 millones de euros (cerca de 1.768 millones de dólares). Pero ahora circulan rumores de que sus galerías también tienen problemas para deshacerse de todas sus obras ante un mercado del arte que se va enfriando.
Su calavera humana incrustada de diamantes no fue vendida a una "compañía de inversiones" por unos 75 millones de euros (cerca de 106 millones de dólares), al contrario de lo que en un principio se dio a conocer. Detrás de esta sociedad se escondían entre otros Hirst y su galería White Cube y se les acusó de adquirir una participación de la calavera para mantener alto el precio artificialmente.
¿Necesita Hirst ahora del gigante de las subastas con su maquinaría de super marketing para deshacerse de su sobreproducción? Aparte, una subasta no es del todo inofensiva incluso para un artista tan famoso como Hirst. "Ya tengo pesadillas: lote 9, ninguna puja, lote 10, sin puja", explicó él mismo.
El mundo del arte espera con tensión estos días. ¿Funcionará el experimento o no? El marchante y coleccionista David Mugrabi lo ve filosóficamente: "Parece un juego para Damien. El quiere comprobar si saldrá impune de homicidio, al igual que hiciera entonces Duchamp con su urinal".
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