Freeman Dyson, ciudadano de las dos culturas
JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON 27/12/2008
Cuando escribo estas líneas, junto al libro objeto de la presente reseña tengo a mi lado la edición de Selected Papers, de Freeman Dyson, que la American Mathematical Society publicó en 1996. Incluye esta selección trabajos sobre teoría de números, análisis, topología, matemática general y aplicada, electrodinámica cuántica, teoría de campos, física estadística, del estado sólido, nuclear y atómica, óptica, gravitación, biología e ingeniería. Como se ve, una manifestación prístina de que su autor posee una gran amplitud de conocimientos; que se trata de un científico que ha transitado a lo largo de su carrera por campos muy diversos, pero no como lo haría un generalista, sino como un verdadero especialista.
Y no sólo ha contribuido Dyson a diversas ramas de la ciencia, sino que desde hace bastantes años también ha dedicado una parte de su tiempo al ensayo y a la divulgación científica. De hecho, se ha distinguido en este dominio -recordemos obras suyas como El infinito en todas direcciones y El Sol, el genoma e Internet- por la elegancia de su narrativa y la agudeza e imaginación de sus análisis, en los que, además, manifiesta una amplia cultura. Constituye por ello un espécimen poco frecuente entre la nutrida población de los científicos. Su ejemplo, como los de Jay Gould o Sagan, muestra que es posible superar la tantas veces citada noción de dos culturas, que introdujo en 1959 el físico reconvertido en novelista Charles Snow; dos culturas, la humanística y la científica, separadas por "un golfo de mutua incomprensión, de hostilidad y antipatía, pero sobre todo de falta de entendimiento".
El científico rebelde reúne un conjunto de reseñas de libros, prólogos y ensayos publicados por Dyson en diversos lugares, la mayoría en The New York Review of Books. Como todas las obras de índole miscelánea, ésta carece de unidad; no conduce, por consiguiente, a los lectores de un punto de partida a otro claramente determinado. Es fácil que libros de este tipo naufraguen, perdidos sin rumbo. Sólo sus autores los pueden salvar; de hecho, los mejores lo son porque sirven para mostrarnos universos de poliédrica belleza y profundidad: los de esos autores. El científico rebelde pertenece a esta clase. En él Dyson trata de temas tan diversos como: la conservación de la biosfera; la dimensión ética de la ciencia; la educación y las responsabilidades de los militares en un mundo que pone a su disposición, gracias a la ciencia y a la técnica, armas de destrucción casi ilimitada; el pacifismo; la importancia del trabajo de los aficionados en astronomía; la afición de Keynes a los estudios (y manuscritos) newtonianos; cómo Einstein pudo llegar a formular la teoría de la relatividad especial; las relaciones entre ciencia y religión; la teoría de las cuerdas (candidata a unificar las cuatro fuerzas que existen en la naturaleza); o las posibilidades que abre la ingeniería genética para modificar la vida, incluyendo la humana. Incluye también este libro retratos y reflexiones acerca de algunos científicos que han dejado su marca en la ciencia y en la sociedad; entre ellos: el poco conocido, pero extremadamente versátil y original, Thomas Gold; Robert Oppenheimer, el trágico y brillante físico que dirigió el laboratorio de Los Álamos, donde se fabricaron las primeras bombas atómicas; el matemático y creador de la cibernética Norbert Wiener, que tuvo que luchar contra la pesada herencia de haber sido un niño prodigio; Richard Feynman, un genio irreverente, cuya mayor contribución a la ciencia (su versión de la electrodinámica cuántica) tuvo en Dyson a su profeta y transmisor; Edward Teller, el "padre" de la bomba de hidrógeno; y Joseph Rotblat, el físico premio Nobel de la Paz que pudo presumir de haber sido el único de los científicos que trabajaban en Los Álamos que abandonó el laboratorio (lo hizo en 1944, cuando quedó claro que no habría bomba atómica alemana).
Aunque afincado desde hace muchos años en Estados Unidos, en el exclusivo Instituto de Estudio Avanzado de Princeton, Dyson nació y estudió en Inglaterra, que abandonó después de la Segunda Guerra Mundial. Leyendo este nuevo libro suyo, tan rico en detalles históricos, en sensibilidad y conocimientos culturales, nos damos cuenta de lo mucho y bueno que puede producir el mestizaje cultural, siempre, claro está, que el receptor sea un espíritu abierto e inteligente, como es el caso de Dyson, que ha unido, como pocos lo pueden hacer desde la ciencia, las herencias y tradiciones más valiosas del viejo mundo europeo con las del más joven norteamericano.
JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON 27/12/2008
Cuando escribo estas líneas, junto al libro objeto de la presente reseña tengo a mi lado la edición de Selected Papers, de Freeman Dyson, que la American Mathematical Society publicó en 1996. Incluye esta selección trabajos sobre teoría de números, análisis, topología, matemática general y aplicada, electrodinámica cuántica, teoría de campos, física estadística, del estado sólido, nuclear y atómica, óptica, gravitación, biología e ingeniería. Como se ve, una manifestación prístina de que su autor posee una gran amplitud de conocimientos; que se trata de un científico que ha transitado a lo largo de su carrera por campos muy diversos, pero no como lo haría un generalista, sino como un verdadero especialista.
Y no sólo ha contribuido Dyson a diversas ramas de la ciencia, sino que desde hace bastantes años también ha dedicado una parte de su tiempo al ensayo y a la divulgación científica. De hecho, se ha distinguido en este dominio -recordemos obras suyas como El infinito en todas direcciones y El Sol, el genoma e Internet- por la elegancia de su narrativa y la agudeza e imaginación de sus análisis, en los que, además, manifiesta una amplia cultura. Constituye por ello un espécimen poco frecuente entre la nutrida población de los científicos. Su ejemplo, como los de Jay Gould o Sagan, muestra que es posible superar la tantas veces citada noción de dos culturas, que introdujo en 1959 el físico reconvertido en novelista Charles Snow; dos culturas, la humanística y la científica, separadas por "un golfo de mutua incomprensión, de hostilidad y antipatía, pero sobre todo de falta de entendimiento".
El científico rebelde reúne un conjunto de reseñas de libros, prólogos y ensayos publicados por Dyson en diversos lugares, la mayoría en The New York Review of Books. Como todas las obras de índole miscelánea, ésta carece de unidad; no conduce, por consiguiente, a los lectores de un punto de partida a otro claramente determinado. Es fácil que libros de este tipo naufraguen, perdidos sin rumbo. Sólo sus autores los pueden salvar; de hecho, los mejores lo son porque sirven para mostrarnos universos de poliédrica belleza y profundidad: los de esos autores. El científico rebelde pertenece a esta clase. En él Dyson trata de temas tan diversos como: la conservación de la biosfera; la dimensión ética de la ciencia; la educación y las responsabilidades de los militares en un mundo que pone a su disposición, gracias a la ciencia y a la técnica, armas de destrucción casi ilimitada; el pacifismo; la importancia del trabajo de los aficionados en astronomía; la afición de Keynes a los estudios (y manuscritos) newtonianos; cómo Einstein pudo llegar a formular la teoría de la relatividad especial; las relaciones entre ciencia y religión; la teoría de las cuerdas (candidata a unificar las cuatro fuerzas que existen en la naturaleza); o las posibilidades que abre la ingeniería genética para modificar la vida, incluyendo la humana. Incluye también este libro retratos y reflexiones acerca de algunos científicos que han dejado su marca en la ciencia y en la sociedad; entre ellos: el poco conocido, pero extremadamente versátil y original, Thomas Gold; Robert Oppenheimer, el trágico y brillante físico que dirigió el laboratorio de Los Álamos, donde se fabricaron las primeras bombas atómicas; el matemático y creador de la cibernética Norbert Wiener, que tuvo que luchar contra la pesada herencia de haber sido un niño prodigio; Richard Feynman, un genio irreverente, cuya mayor contribución a la ciencia (su versión de la electrodinámica cuántica) tuvo en Dyson a su profeta y transmisor; Edward Teller, el "padre" de la bomba de hidrógeno; y Joseph Rotblat, el físico premio Nobel de la Paz que pudo presumir de haber sido el único de los científicos que trabajaban en Los Álamos que abandonó el laboratorio (lo hizo en 1944, cuando quedó claro que no habría bomba atómica alemana).
Aunque afincado desde hace muchos años en Estados Unidos, en el exclusivo Instituto de Estudio Avanzado de Princeton, Dyson nació y estudió en Inglaterra, que abandonó después de la Segunda Guerra Mundial. Leyendo este nuevo libro suyo, tan rico en detalles históricos, en sensibilidad y conocimientos culturales, nos damos cuenta de lo mucho y bueno que puede producir el mestizaje cultural, siempre, claro está, que el receptor sea un espíritu abierto e inteligente, como es el caso de Dyson, que ha unido, como pocos lo pueden hacer desde la ciencia, las herencias y tradiciones más valiosas del viejo mundo europeo con las del más joven norteamericano.
Biografia:
Freeman John Dyson (15 de diciembre de 1923) es un físico y matemático inglés.
Trabajó para el British Bomber Command durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada, se trasladó a Princeton (USA) y se nacionalizó estadounidense.
En los años que siguieron a la guerra, Dyson demostró la equivalencia de las formulaciones de la electrodinámica cuántica de Richard Feynman con las desarrolladas por Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga.
Entre 1957-1961, trabajó en el Proyecto Orión que pretendía el vuelo espacial usando la propulsión nuclear. Se construyó un prototipo, pero la Declaración para el Uso Pacífico del Espacio de la ONU prohibió cualquier tipo de explosión nuclear en la atmósfera y más allá, lo que provocó el abandono del proyecto.
Dyson teorizó sobre la posibilidad de que una sociedad avanzada podría rodear por completo una estrella para maximizar la captura de la energía que emite, mediante nubes de asteroides lo que se ha denominado Esfera de Dyson.
También propuso el Árbol de Dyson, una planta diseñada genéticamente para crecer en un cometa. Los cometas podrían llenar el espacio vacío con una atmósfera respirable y así podrían adaptarse hábitats para la humanidad en otros sistemas solares.
Dyson publicó colecciones de especulaciones y observaciones sobre la tecnología y el futuro: Mundos imaginados, De Eros a Gaia, Perturbando el Universo.
Desde 2003 Dyson es presidente del Space Studies Institute, la organización fundada por Gerard K. O'Neill. Está casado con Esther Dyson y son padres del historiador de la tecnología George Dyson.
Fue premiado con la Medalla Max Planck en 1969 y en 2000 con el Premio Templeton para el Progreso en la ReligiónFreeman John Dyson (15 de diciembre de 1923) es un físico y matemático inglés.
Trabajó para el British Bomber Command durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada, se trasladó a Princeton (USA) y se nacionalizó estadounidense.
En los años que siguieron a la guerra, Dyson demostró la equivalencia de las formulaciones de la electrodinámica cuántica de Richard Feynman con las desarrolladas por Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga.
Entre 1957-1961, trabajó en el Proyecto Orión que pretendía el vuelo espacial usando la propulsión nuclear. Se construyó un prototipo, pero la Declaración para el Uso Pacífico del Espacio de la ONU prohibió cualquier tipo de explosión nuclear en la atmósfera y más allá, lo que provocó el abandono del proyecto.
Dyson teorizó sobre la posibilidad de que una sociedad avanzada podría rodear por completo una estrella para maximizar la captura de la energía que emite, mediante nubes de asteroides lo que se ha denominado Esfera de Dyson.
Trabajó para el British Bomber Command durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada, se trasladó a Princeton (USA) y se nacionalizó estadounidense.
En los años que siguieron a la guerra, Dyson demostró la equivalencia de las formulaciones de la electrodinámica cuántica de Richard Feynman con las desarrolladas por Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga.
Entre 1957-1961, trabajó en el Proyecto Orión que pretendía el vuelo espacial usando la propulsión nuclear. Se construyó un prototipo, pero la Declaración para el Uso Pacífico del Espacio de la ONU prohibió cualquier tipo de explosión nuclear en la atmósfera y más allá, lo que provocó el abandono del proyecto.
Dyson teorizó sobre la posibilidad de que una sociedad avanzada podría rodear por completo una estrella para maximizar la captura de la energía que emite, mediante nubes de asteroides lo que se ha denominado Esfera de Dyson.
También propuso el Árbol de Dyson, una planta diseñada genéticamente para crecer en un cometa. Los cometas podrían llenar el espacio vacío con una atmósfera respirable y así podrían adaptarse hábitats para la humanidad en otros sistemas solares.
Dyson publicó colecciones de especulaciones y observaciones sobre la tecnología y el futuro: Mundos imaginados, De Eros a Gaia, Perturbando el Universo.
Desde 2003 Dyson es presidente del Space Studies Institute, la organización fundada por Gerard K. O'Neill. Está casado con Esther Dyson y son padres del historiador de la tecnología George Dyson.
Fue premiado con la Medalla Max Planck en 1969 y en 2000 con el Premio Templeton para el Progreso en la ReligiónFreeman John Dyson (15 de diciembre de 1923) es un físico y matemático inglés.
Trabajó para el British Bomber Command durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada, se trasladó a Princeton (USA) y se nacionalizó estadounidense.
En los años que siguieron a la guerra, Dyson demostró la equivalencia de las formulaciones de la electrodinámica cuántica de Richard Feynman con las desarrolladas por Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga.
Entre 1957-1961, trabajó en el Proyecto Orión que pretendía el vuelo espacial usando la propulsión nuclear. Se construyó un prototipo, pero la Declaración para el Uso Pacífico del Espacio de la ONU prohibió cualquier tipo de explosión nuclear en la atmósfera y más allá, lo que provocó el abandono del proyecto.
Dyson teorizó sobre la posibilidad de que una sociedad avanzada podría rodear por completo una estrella para maximizar la captura de la energía que emite, mediante nubes de asteroides lo que se ha denominado Esfera de Dyson.
También propuso el Árbol de Dyson, una planta diseñada genéticamente para crecer en un cometa. Los cometas podrían llenar el espacio vacío con una atmósfera respirable y así podrían adaptarse hábitats para la humanidad en otros sistemas solares.
Dyson publicó colecciones de especulaciones y observaciones sobre la tecnología y el futuro: Mundos imaginados, De Eros a Gaia, Perturbando el Universo.
Desde 2003 Dyson es presidente del Space Studies Institute, la organización fundada por Gerard K. O'Neill. Está casado con Esther Dyson y son padres del historiador de la tecnología George Dyson.
Fue premiado con la Medalla Max Planck en 1969 y en 2000 con el Premio Templeton para el Progreso en la Religión
Dyson publicó colecciones de especulaciones y observaciones sobre la tecnología y el futuro: Mundos imaginados, De Eros a Gaia, Perturbando el Universo.
Desde 2003 Dyson es presidente del Space Studies Institute, la organización fundada por Gerard K. O'Neill. Está casado con Esther Dyson y son padres del historiador de la tecnología George Dyson.
Fue premiado con la Medalla Max Planck en 1969 y en 2000 con el Premio Templeton para el Progreso en la Religión
No hay comentarios:
Publicar un comentario