martes, 21 de junio de 2011

Arte Mudéjar

El mudéjar se debe a la pervivencia del arte hispanomusulmán en la España cristiana.
Los factores que contribuyen a su desarrollo también son de raíz musulmana.
Los materiales y el sistema de trabajo de la arquitectura mudéjar se encuentran entre los elementos de raigambre hispanomusulmana. El arte hispanomusulmán tras la etapa cordobesa que se utilizaba la piedra sillar y el mármol, irá a partir de la época de taifas configurándose una arquitectura de materiales pobres, en el uso del ladrillo, la mampostería, la argamasa, el yeso, la madera y la cerámica constituyen los materiales esenciales de la construcción. Estos son los mismos para la arquitectura mudéjar.
La arquitectura mudéjar entra en clara competencia con el sistema de trabajo de la arquitectura occidental. Elie Lambert advirtió que una de las circunstancias que confluyen en el momento de la formación y desarrollo del arte mudéjar es el paulatino declive de la influencia francesa en el arte español. La arquitectura cristiana de los s. XI al XIII período donde se sucede el románico, el cisterciense y el gótico clásico ha estado bajo el signo del arte francés.
En esta competencia entre dos sistemas de trabajo se han aducido tradicionalmente como ventajas de la arquitectura mudéjar razones de carácter económico: los materiales son más baratos, mayor rapidez en la ejecución, abundancia y menor costo de mano de obra. Se puede afirmar que no existía diferencia salarial entre mano de obra mudéjar o cristiana por razones de discriminación social sino por los criterios de capacitación profesional o de calidad de obra.
Entre las ventajas del sistema de trabajo mudéjar hay que citar una fuerte especialización y una fuerte competitividad. A esto se añade la utilización de unos materiales más acordes con los condicionamientos geográficos de los valles reconquistados donde la piedra escasea.
Se produce un cambio artístico, esto queda patente en iglesias como las de Sahagún en León donde se suspenden los trabajos de cantería por los de mudéjar, según el Marqués de Lozoya este cambio era “algo fundamentalmente distinto”. También dijo que los mudéjares no sabían picar piedra, esto no era cierto. En la zona aragonesa por ejemplo se trabaja con alabastro, en la zona cordobesa se empleó la piedra sillar y el sistema de aparejo a soga y tizón. Con esto queda claro que los materiales y el sistema de trabajo no constituyen un criterio definitorio del estilo artístico, por lo tanto hay que recurrir a caracterizaciones artísticas.
Una de las más injustas interpretaciones del arte mudéjar es la siguiente: Fue propuesta por Vicente Lampérez y ha sido mantenida con posterioridad hasta nuestros días. Esta interpretación parte del supuesto erróneo de que en la arquitectura mudéjar todas las estructuras son cristianas del arte occidental europeo, mientras que el aporte musulmán se reduce a lo puramente ornamental. Así Lampérez considera el mudéjar como un estilo ornamental. ??? (página 205)
En el arte musulmán lo ornamental no es secundario, ni adjetivo… sino un principio fundamental de composición en arquitectura islámica. ???
El arte mudéjar exige la condición de estar hecho bajo dominio político cristiano. La clientela de la arquitectura mudéjar será mayoritariamente cristiana.
El proceso de formación y desarrollo del arte mudéjar ha sido visto por los historiadores franceses con una gran visión global y totalizadora del tema planteando enfoques y sistematización diferentes a la española. Según Henri Terrasse configura el mudéjar como el resultado de la continuidad de los talleres islámicos, cuyas técnicas de trabajo fueron el autentico vehículo de la pervivencia y transmisión de las formas musulmanas. Distingue dos grupos diferenciados: un mudéjar de survivance para referirse a aquellas obras mudéjares formadas y desarrolladas a partir de los precedentes locales islámicos y tematizadas por escuelas regionales y un mudéjar de importación para referirse a aquellas obras ejecutadas por artistas llegados de fuera tanto de otras focos mudéjares como de Al-Andalus.
Elie Lambert un año después distingue entre el mudéjar populaire de manifestación popular y pobre que se desarrolla espontánenamente en las regiones reconquistadas derivadas de las tradiciones del arte musulmán local presentando unas variedades regionales, destacando el mudéjar toledano, el leonés, el aragonés y el andaluz. Y el mudéjar de court et de luxe es una autentica moda importada del territorio español, todavía musulmán, realizada, a veces, por artistas traídos de fuera, donde destacamos la Sinagoga de Sta. María la Blanca en Toledo y el Palacio mudéjar de Pedro I en los Reales Alcázares de Sevilla.
En ambos casos se reconoce que hay un proceso de formación no sólo a partir de elementos locales, sino exteriores. Veamos cada uno de ellos.
4.1. El mudéjar popular o de pervivencia:
4.1.1. el foco mudéjar leonés y castellano.
Manuel Valdés reivindica la mayor antigüedad leonesa, datando en el s. XII la iglesia de S. Tirso, las ruinas del Monasterio de S. Benito y el Monasterio de S. Pedro de Dueñas.
Los elementos ornamentales que definen el mudéjar leonés son los arcos ciegos, sencillos o doblados, siempre de medio punto, en un primer momento, los recuadros mal interpretados como alfiz, las bandas de ladrillo puestas en vertical, los frisos de esquinilla o dientes de sierra. Desde el último tercio del s. XII hasta comienzos del XIV esta arquitectura mudéjar tenderá a una ampliación de la ornamentación exterior, llenando ábsides, muros laterales y testero occidental. Lo más antiguo del mudéjar leonés ofrece curiosos parentescos con las iglesias románicas aragonesas.
La reconquista de la ciudad de Toledo (1085) dará lugar a la formación del foco mudéjar toledano que se extiende desde Talavera de la Reina hasta Guadalajara, concentrando sus más importantes monumentos en Toledo. En el Cristo de la Luz, en Toledo, se aprecian muy bien los precedentes islámicos locales, era una antigua mezquita a la que se amplió con un ábside mudéjar.
La tipología más antigua de iglesia mudéjar toledana es la de planta basilical de tres naves, que va separada por arquerías de herradura, apeando en columnas o en pilares o en columnas adosadas. Como la iglesia de S. Román (Toledo): Sobre las arquerías se alza en la nave central una segunda serie de vanos de medio punto. El ábside central en planta es semicircular, en alzado se convierte en ábside poligonal de paños. Los ábsides mudéjares toledanos más frecuentes son de once o siete paños o lados, inscritos en una semicircunferencia. Un sello distintivo de este mudéjar es el arco túmido doblado por lobulado.
A mediados del s. XIII la influencia de la arquitectura gótica, introducida por la obra de la Catedral de Toledo, configura una nueva iglesia mudéjar, representada por Santiago de Arrabal, con tres naves. La influencia gótica se manifiesta en la iglesia del Convento de Sta. Fe cuyo ábside poligonal ofrece estribos o contrafuertes.
Las torres mudéjares de estas iglesias son de planta cuadrada y estructura de alminar. Las más antiguas presentan vanos doblados de herradura, recuadrados en alfiz, como la de Santiago de Arrabal, S. Bartolomé y S. Andrés, todas en Toledo.
4.1.2. El foco mudéjar aragonés.
Tiene una gran personalidad y es el de mayor densidad monumental, acumulada en el valle del Ebro.
Las catedrales de Zaragoza, Teruel y Tarazona atesoran importantes manifestaciones de arte mudéjar. Los elementos ornamentales del mudéjar aragonés son de raíz taifal de la aljafería de Zaragoza. Sus torres son alminares a los que se les a colocado un cuerpo superior de campanas.
4.1.3. El foco andaluz.
En la Andalucía baja el foco cordobés seguirá fiel a la tradición de los materiales en piedra sillar, aparejados a soga y tizón; en cambio el foco sevillano utiliza el ladrillo. El arquetipo de iglesia mudéjar sevillana es de tres naves. Las naves están separadas por arcos apuntados sobre pilares y cubiertas con armadura de par nudillo, la central, y de colgadizo las laterales. El testero occidental añade una torre.
Por otra parte el mudéjar de la Andalucía alta es consecuencia de las características peculiares de una reconquista tardía y de la pervivencia de lo nazarí.
4.2. El mudéjar cortesano o de importación.
Este mudéjar se debe a las influencias y artistas importados. Son nuevas formas frente a la tradición local del mudéjar popular, encargados por la monarquía.
Del s. XIII destacamos dos obras mudéjares que siguen de cerca lo almohade y han sido estudiadas por Torres Balbas como arquitectura almohade en la España cristiana: La Capilla de las Claustrillas o de la Asunción en el Monasterio de las Huelgas (Burgos) y La Sinagoga de Sta. María la Blanca en Toledo. A ellas se les puede añadir la Capilla Real de la mezquita de Córdoba, reconstruida en el 1371, por Enrique II para el enterramiento de su padre, afectando a la decoración de la zona inferior, de influjo nazarí. Pero toda la decoración de la zona alta, así como la cúpula de arcos cruzados es de tradición almohade.
Del s. XV destacamos tres obras: El Palacio Real de Tordesillas (1340) de Alfonso XI, remodelado por Pedro I, convertido con posterioridad en el Convento de Sta. Clara; La Sinagoga del Tránsito en Toledo; y El Palacio mudéjar que Pedro I manda construir en los Reales Alcázares de Sevilla (1364-1366). En las dos primeras el arte mudéjar desarrolla la tradición formal almohade, a la que añade una decoración vegetal de influencia gótica. La tercera, que puede ser considerada como el hito mayor de la arquitectura mudéjar en España, es la obra que mejor ejemplifica el mudéjar castellano, ya que junto al desarrollo artístico y evolución formal logrados por los mudéjares toledanos y sevillanos, a partir de lo almohade, se añaden los logros nazaríes, demostrando el permanente intercambio de influencias entre el arte mudéjar y el arte hispano-musulmán de Al-Andalus
Fuente:http://gentearte.com/historia/islamico/arte-mudejar/

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