lunes, 6 de abril de 2009

Gregoris Lambrakis



A comienzos de la década del 60 en Grecia comenzó la nueva campaña de los socialistas hacia el parlamento. La campaña la inició Gregoris Lambrakis, el líder de la oposición izquierdista en Grecia. Un hombre destinado a ser el reformador del Estado. Tenía todo a su favor para salir reelegido diputado y eso la derecha fascista griega no lo podía permitir.

El 22 de mayo de 1963, al salir de un mitin político, en Salónica, a favor de la paz, Lambrakis fue arrollado por un motocarro de tres ruedas perteneciente a las fuerzas de choque de la extrema derecha griega, no contentos con ello le golpearon luego la cabeza con un palo, mientras los policías silbaban al cielo mirando para otro lado. Cinco días después Lambrakis murió a causa de la conmoción cerebral causada por los golpes.

Una investigación posterior demostró la participación del ejercito, y por consiguiente del estado, en este crimen, pero los jueces solo condenaron a segundones y de forma benigna. A su sepelio, más de medio millón de personas acompañaron el féretro y comenzó a multiplicarse por las muros de Atenas, Salónica y de las principales ciudades del país un graffiti que sólo mostraba la letra Z, en referencia a la palabra “Zei”, que en griego clásico significa “Vive”.

La larga inestabilidad política que generó este hecho, culminó en el golpe de estado en 1967 (la más negra noche de la historia europea después de Hitler) encabezado por una junta de coroneles que lo prohibió todo: al PC, al PS, al marxismo, los movimientos pacifistas, la huelga y los sindicatos, entre otras cosasMiembro destacado de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, Lambrakis era conocido en su país como médico y como atleta, pero sobre todo como un comprometido militante pacifista.

Apenas un mes antes de su muerte había organizado en Atenas una maratón por la paz que fue prohibido por la policía arrestando a la mayoría de los participantes, entre ellos el compositor comunista Mikis Theodorakis. Protegido por su inmunidad parlamentaria, Lambrakis siguió solo la marcha, hasta que también fue arrestado al llegar a la meta.En 1969, Costa-Gavras dirigió una película sobre estos hechos, en base a una novela de Vassilis Vassilikos. La película se llamó Z y fue una de las películas más famosas de la historia del cine político y en Grecia fue determinante para la caída del gobierno títere de los militares. La película se basó en las últimas horas de Lambrakis y en el complejo proceso judicial que siguió a su asesinato, recalcando que “cualquier parecido con hechos reales y personas vivas o muertas no es accidental, es intencionado”.

Al finalizar la película no se mostraba el reparto ni el equipo de rodaje, solo se leía una larga lista de prohibiciones establecida por la Junta de coroneles, entre ellas, además de las arriba nombradas: el pelo largo en los hombres, la libertad de prensa, Los Beatles, la música moderna y popular, Sófocles, León Tolstoi, Esquilo, escribir que Sócrates era homosexual, Eugène Ionesco, Jean-Paul Sartre, Antón Chéjov, Mark Twain, Samuel Beckett, la sociología y las enciclopedias.

Finalmente, prohibía la letra Z, que apareció garabateada, aparte de las calles de Atenas, en la última imagen de la película, como un recordatorio simbólico de que “el espíritu de la resistencia vive”.

viernes, 3 de abril de 2009

ROTBLAT Joseph


A los Herederos del Proyecto Manhattan Por Sir Joseph Rotblat, Julio 16 de 2005

Traducción de Rubén Arvizu*
En laboratorios nacionales de investigación, tales como Los Alamos o Livermore en los E.E.U.U., Chelyabinsk o Arzamas en Rusia, y Aldermaston en el Reino Unido, se emplean a millares de científicos que hacen la investigación pura aplicada para propósitos específicos. Estas investigaciones están envueltas en el secreto, propósitos que veo como la negación de la búsqueda científica: el desarrollo de nuevas, o el mejoramiento de viejas armas de destrucción total. Entre estos científicos puede haber algunos que han sido motivados por consideraciones sobre la seguridad nacional. La mayoría, sin embargo, no tiene tal motivación; en el pasado fueron atraídos a este trabajo con la idea de grandes invenciones y de la oportunidad ilimitada. Lo que está ocurriendo en estos laboratorios es no solamente una pérdida terrible del esfuerzo científico sino de la noble misión de la ciencia.
Hans Bethe, distinguido físico laureado con el premio Nobel, y en cierto momento líder del Proyecto Manhattan, dijo:
"Hoy estamos afortunadamente en una era del desarme y desmantelamiento de armas nucleares. Pero en algunos países el desarrollo de armas nucleares todavía continúa. Es incierto cuándo las naciones nucleares pueden acordar detener esto. Pero los científicos, individualmente, pueden todavía influenciar este proceso negándose a prestar sus servicios.
Por consiguiente, invito a todos los científicos en todos los países a cesar y a renunciar al trabajo que esté creando, desarrollando, mejorando y fabricando armas nucleares - y por extensión, otras armas de destrucción total tales como químicas y biológicas."
Quiero ver que la comunidad científica apoye esta llamada. Iré más lejos y sugeriré que la comunidad científica debe exigir la eliminación de armas nucleares y, en el primer caso, solicitar que las naciones nucleares honren sus obligaciones bajo el Tratado de la no Proliferación.
Permítanme, en conclusión, recordarles que el valor humano básico es la vida misma; el más importante de los derechos humanos es el derecho a vivir. Es el deber de los científicos ver que, a través de su trabajo, la vida no será puesta en peligro sino asegurada y su calidad realzada.
Joseph Rotblat
*Ruben Arvizu es Director para América Latina de la NAPF.
Datos sobre el Profesor Sir Joseph Rotblat KCMG, CBE, D.Sc., FRS, Premio Nobel de la Paz 1995: El profesor Rotblat, nació en Varsovia en 1908, y ha sido ciudadano británico desde 1946. Es profesor honorario de física, de la Universidad de Londres, y Presidente honorario de las conferencias de Pugwash sobre Asuntos de la Ciencia y del Mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial inició los trabajos sobre la bomba atómica en la universidad de Liverpool, y más tarde se unió al Proyecto Manhattan en Los Alamos. Cuando quedó claro que Alemania no estaba elaborando esa arma, él dimitió del proyecto, el único científico que lo hizo antes de que la bomba fuera probada.
Después cambió su línea de investigación a la medicina y fue Director Médico en el hospital St. Bartholomew en Londres. Es el único firmante con vida del manifiesto Russell-Einstein de 1955. Ha dedicado todos sus esfuerzos a evitar el peligro planteado por las armas nucleares, trabajando con la conferencia de Pugwash sobre Asuntos de la Ciencia y del Mundo, organización que él ayudó a establecer, y con la cual comparte el premio Nobel de la Paz. Es autor de unas 400 publicaciones. El profesor Rotblat puede ser contactado en las oficinas de Pugwash en Londres, E-mail: pugwash@mac.com página web http://www.pugwash.org/
Información sobre la carta: En Ginebra en abril de 2003, Pamela Meidell mencionó al profesor Rotblat que ella había relatado una vez la historia de su renuncia al Proyecto Manhattan en una entrevista con la radio pública de Nuevo México. Durante la entrevista ella sugirió que cualquier científico nuclear que escuchara el programa, hiciera un análisis de su conciencia y siguiera el ejemplo del profesor Rotblat. Rotblat le dijo que quería saber si alguna persona había respondido a su llamado. Tristemente, Pamela le contestó que no lo sabía. Quizás este mensaje directamente de él produzca una respuesta.


El 6 de julio de 2005, The Atomic Mirror escribió una carta al professor Rotblat, el único científico nuclear que abandonó el Proyecto Manhattan, preguntando si quería enviar un mensaje al laboratorio de Los Alamos para la conmemoración el 16 julio del nacimiento de la era nuclear. Rotblat respondió con el mensaje que reproducimos.