Donald Judd (Missouri, 1928 - Texas, 1994) estudió Filosofía e Historia del Arte en Columbia y pintura en la Art Students League de Nueva York. Hastiado del expresionismo abstracto dominante e insatisfecho con la bidimensionalidad pictórica, orientó su actividad a la creación de espacios reales y “objetos específicos” con materiales no artísticos. La reivindicación de la simplicidad por parte de Judd, en su obra y en importantes escritos (colaboró en Arts Magazine y Art News), y de otros artistas desembocó en la formulación del arte minimal, fundamental en la plástica de los 60 y 70, del que fue uno de los principales adelantados y su más certero teórico.En la década de los sesenta, el trabajo y los escritos de Donald Judd determinaron una generación de artistas comprometidos con un uso rigurosamente abstracto de nuevos materiales, del color y del espacio. Como a la mayoría de sus colegas, a Judd no le complacían las implicaciones reductoras de la etiqueta “minimalista”, con la que fueron catalogados. él se refería a sus propias obras, y a las de otros artistas americanos como Frank Stella, Dan Flavin y Carl Andre, como “objetos específicos”, expresión que dio también título a su más conocido ensayo, publicado en 1965.
En respuesta a quienes calificaban su obra de simplista y aburrida, Judd escribió: “Si los cambios en arte se comparan mirando hacia atrás, siempre parece haber una reducción”. Al tiempo que rechazaba los gestos personalizados de los expresionistas abstractos, el complejo equilibrio compositivo del arte abstracto anterior y cualquier forma de ilusionismo, Judd utilizó nuevos materiales y aplicó una concepción muy amplia de la planitud y la vibración del color, hasta un punto nunca antes visto en la escultura. El fino sentido de la escala en Judd fue uno de sus principales atributos: en armonía con el cuerpo del espectador, sus estructuras en forma de cajas debían ser experimentadas tanto quinestética como visualmente. Las superficies suaves y los interiores huecos de las cajas articulan el espacio, no lo desplazan. Realizó sus obras más tardías, y más grandes, pensando en espacios arquitectónicos de altos techos o en paisajes abiertos. A pesar de que durante un tiempo se consideraron austeras, las obras de Judd parecen hoy celebrar el potencial expresivo del color, especialmente en contraste con la predominancia del acero o el bronce sin pintar en la escultura precedente o con la triste grisalla de los artistas conceptuales que le siguieron. Como pintor que había sido, Judd continuó empleando el color en sus obras tridimensionales, pintando sus primeras estructuras de madera conglomerada con óleo rojo cadmio y utilizando plexiglás coloreado ya en 1963. A lo largo de su carrera, experimentó tanto con la adición de color, a través de la aplicación de pintura, como con los colores inherentes a varios materiales.
En respuesta a quienes calificaban su obra de simplista y aburrida, Judd escribió: “Si los cambios en arte se comparan mirando hacia atrás, siempre parece haber una reducción”. Al tiempo que rechazaba los gestos personalizados de los expresionistas abstractos, el complejo equilibrio compositivo del arte abstracto anterior y cualquier forma de ilusionismo, Judd utilizó nuevos materiales y aplicó una concepción muy amplia de la planitud y la vibración del color, hasta un punto nunca antes visto en la escultura. El fino sentido de la escala en Judd fue uno de sus principales atributos: en armonía con el cuerpo del espectador, sus estructuras en forma de cajas debían ser experimentadas tanto quinestética como visualmente. Las superficies suaves y los interiores huecos de las cajas articulan el espacio, no lo desplazan. Realizó sus obras más tardías, y más grandes, pensando en espacios arquitectónicos de altos techos o en paisajes abiertos. A pesar de que durante un tiempo se consideraron austeras, las obras de Judd parecen hoy celebrar el potencial expresivo del color, especialmente en contraste con la predominancia del acero o el bronce sin pintar en la escultura precedente o con la triste grisalla de los artistas conceptuales que le siguieron. Como pintor que había sido, Judd continuó empleando el color en sus obras tridimensionales, pintando sus primeras estructuras de madera conglomerada con óleo rojo cadmio y utilizando plexiglás coloreado ya en 1963. A lo largo de su carrera, experimentó tanto con la adición de color, a través de la aplicación de pintura, como con los colores inherentes a varios materiales.
Sus primeras obras fueron pinturas, después se inclino a la escultura utilizando materiales como el hormigón, madera, plexiglás, metales, etc. En sus obras busco la autonomía y la claridad de los objetos. Judd fue visto como defensor de la escultura y el arte no objetivo-racional. En sus obras siempre afirma su propósito estético, muchas de sus obras se encuentran en galerías importantes, como son el Whitney, el Guggenheim, el Hirshhorn, el Instituto de Arte de Chicago, entre muchos más. Judd vivió sus últimos años en Texas desde 1972 y hasta el día de su muerte. Actualmente existe “Judd Foundation’s” la cual tiene como misión preservar su trabajo y facilitar el acceso al publico.
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