El alcalde de Nueva York, uno de los dirigentes municipales con más competencias en Estados Unidos, ha declarado la guerra a las sopas Campbell’s, inmortalizadas por el rey del pop art. Bloomberg, inmerso en una campaña para concienciar a los neoyorquinos sobre los malos hábitos alimenticios, ha redoblado su ofensiva contra el exceso de sal y ha posicionado la comida envasada en el centro de una nueva campaña publicitaria.
Los anuncios, que estarán situados durante dos meses en las estaciones de metro coincidiendo con el invierno, utilizan una imagen de una lata de sopa de pollo semiabierta de la que sale un torrente de sal. Junto a ella, aparece la advertencia de que “un exceso de sodio” puede provocar “ataques al corazón y derrames cerebrales”.
Reacción
La campaña, cuyo coste ha ascendido a 370.000 dólares (274.540 euros), disgusta a Campbell Soups Company, fabricante de las latas del mismo nombre, que sostiene que los productos incluidos en los anuncios no son representativos de su catálogo de referencias y que se define a sí mismo como un defensor de la reducción del sodio en los alimentos. La empresa ya se había enfrentando anteriormente con el alcalde, porque entiende que pretender reducir el consumo de sal un 20% en cinco años (como quiere Bloomberg) es poco realista y difícil de materializar en todo el sector, de forma generalizada y sin que afecte al sabor de sus productos.
El ataque contra la comida envasada, inspirado en una campaña similar realizada en Reino Unido y dirigido también a productores de pizzas congeladas y ensaladas preparadas, se une a otras iniciativas que la ciudad ha emprendido para mejorar la salud de sus ciudadanos, como prohibir fumar en bares y restaurantes o exigir la inclusión de las calorías en los menús.
Según el Ayuntamiento, cerca de 23.000 muertes anuales por infarto o derrame cerebral se evitarían si se reduce el consumo de sal. La corporación ha obligado a los restaurantes a pasar exámenes de higiene, otorgando notas de la A (la más alta) a la C. Los calificativos deben colgarse en las puertas de los locales.
Fuente: http://www.expansion.com/2010/11/23/empresas/distribucion/1290550915.html?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter
Los anuncios, que estarán situados durante dos meses en las estaciones de metro coincidiendo con el invierno, utilizan una imagen de una lata de sopa de pollo semiabierta de la que sale un torrente de sal. Junto a ella, aparece la advertencia de que “un exceso de sodio” puede provocar “ataques al corazón y derrames cerebrales”.
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La campaña, cuyo coste ha ascendido a 370.000 dólares (274.540 euros), disgusta a Campbell Soups Company, fabricante de las latas del mismo nombre, que sostiene que los productos incluidos en los anuncios no son representativos de su catálogo de referencias y que se define a sí mismo como un defensor de la reducción del sodio en los alimentos. La empresa ya se había enfrentando anteriormente con el alcalde, porque entiende que pretender reducir el consumo de sal un 20% en cinco años (como quiere Bloomberg) es poco realista y difícil de materializar en todo el sector, de forma generalizada y sin que afecte al sabor de sus productos.
El ataque contra la comida envasada, inspirado en una campaña similar realizada en Reino Unido y dirigido también a productores de pizzas congeladas y ensaladas preparadas, se une a otras iniciativas que la ciudad ha emprendido para mejorar la salud de sus ciudadanos, como prohibir fumar en bares y restaurantes o exigir la inclusión de las calorías en los menús.
Según el Ayuntamiento, cerca de 23.000 muertes anuales por infarto o derrame cerebral se evitarían si se reduce el consumo de sal. La corporación ha obligado a los restaurantes a pasar exámenes de higiene, otorgando notas de la A (la más alta) a la C. Los calificativos deben colgarse en las puertas de los locales.
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