Fernando Botero, el artista colombiano mejor conocido por las robustas y exageradas formas humanas de sus obras, es tanto historia viva como una leyenda viviente.
Fernando nació en Medellín, en el Departamento de Antioquía, Colombia, el 19 de abril de 1932. Su padre era un vendedor de ruta quien viajaba en burro a través de las inhospitables regiones montañosas. Cuando Fernando tenía sólo 2 años de edad, su padre murió repentinamente, dejando a Fernando crecer con su madre y sus dos hermanos. Se dice que este trágico evento lo dejó con un permanente vacío, una tristeza a la que él nunca pudo afrontar.
El Medellín de hoy en día es muy diferente al Medellín de Botero cuando era niño. En aquel entonces, Medellín era un pequeño pueblo provincial y tranquilo, donde la iglesia jugaba un papel importante en la vida y moralidad de cada uno. Botero atendió a una escuela de jesuitas, quienes eran muy estrictos. Para disfrutar en sus ratos libres, Botero empezó a dibujar y luego a pintar.
Al crecer se convirtió en un verdadero admirador de las corridas de toros, el cual es un deporte popular en Colombia, derivado de los colonos españoles. Desde los 13 años de edad, él empezó a pintar escenas taurinas, vendiéndolas frente a la arena por 5 pesos y más tarde, como profesional, invirtió cerca de dos años pintando sólo aquello.
Su talento y conocimiento del arte fue evidente desde temprana edad. Cuando tenía tan sólo 17 años de edad, contribuyó con un artículo con el periódico de Medellín “El Colombiano”, titulado “Picasso y la No Conformidad del Arte”, el cual sirvió para revelar su mentalidad vanguardista del arte.
Botero se mudó a Bogotá en 1951 donde tuvo su primera exhibición en la galería Leo Matiz a la edad de 19 años. Cada una de sus obras se vendió. Irónicamente, Botero creció sintiendo verdaderamente difícil el separarse de su obra y llegando a ser el coleccionista más grande de su propia obra, a pesar de haber recibido ofertas de enormes sumas de dinero por sus obras de parte de sus admiradores y coleccionistas de todo el mundo.
Como muchos artistas de su tiempo hicieron, decidió viajar a Europa para estudiar el trabajo de los grandes maestros. Estudió en Madrid, España, en la academia de San Fernando, donde creó obras al estilo Velázquez y Goya, así como en Florencia, Italia, donde aprendió las técnicas del fresco (mural) de los maestros italianos. En el año de 1956, enseñó en la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Bogotá, Colombia y viajó a la Ciudad de México para estudiar el trabajo de Rivera y Orozco. Desde ese punto, su experiencia con el muralismo influenció en gran medida la dirección de su futuro como artista.
El estilo de la pintura de Botero más conocido surgió alrededor del año de 1964, y es caracterizado por “formas redondeadas, infladas, pintadas con una suave pincelada casi invisible e hinchadas hasta alcanzar unas figuras humanas de tamaño exagerado con características naturales y objetos de todas clases, celebrando la vida en sí mismos mientras se mofan de su rol en el mundo.” Los sujetos de sus pinturas con frecuencia parecen posar para una fotografía, tal vez para captar su imagen y personalidad en completo silencio, inmóvil.
En 1959, Botero presentó su trabajo titulado “Imágenes Infladas”, en la exhibición del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Aquella exhibición estableció su reputación como un gran pintor a nivel mundial.
A pesar de que las redondeadas y exageradas imágenes son satíricas y pretenden ser humorísticas, éstas también contribuyen a sugerir comentarios políticos y sociales. Los símbolos de poder y autoridad están presentes frecuentemente en su obra, las imágenes de presidentes y soldados así como la de sacerdotes, se convirtieron en el blanco de Botero. El condena el “militarismo, la moral y el comportamiento de la burguesía colombiana.
Y así como la persistente presencia de sus figuras voluptuosas era una constante en el trabajo de Fernando Botero, su obra se orientó y representó incesantemente a su nativa Colombia. Por ejemplo, pinturas como la obra de 1989 “Hombre con un Perro” y “La Colombiana” de 1983, retratan a gente en posiciones y escenarios típicos del paisaje colombiano. Algunas de sus imágenes contienen aún la bandera colombiana y otras obvias referencias. A pesar de su vasto y experimentado entrenamiento, las imágenes de su niñez parecen nunca haber dejado su memoria. Marc Fumaroli llamó a sus pinturas “Un universo de lo improbable, que viene tan clara y fielmente en retórica, en fábulas y cuentos, en resumen, en niñez.”
Se dice también que el trabajo de Botero evoca al famoso escritor, Gabriel García Márquez y a su extraordinaria imaginación, cuyo trabajo ha creado un mundo “tanto mundano como maravilloso,” justo como el de Fernando Botero.
Pero tanto como su trabajo demuestra su amor por su región nativa, Botero también trae consigo temas genéricos convirtiendo su obra en universal. El incluye temas que abarcan de manera extensiva la historia del arte –desde la Edad Media, el barroco italiano, el arte colonial latinoamericano, al arte moderno de vanguardia. Fernando Botero también creó parodias de varios trabajos de arte, incluyendo Bonnard y David. Durante los diferentes periodos de su trabajo, su arte también demostró las influencias recibidas. Por ejemplo, su trabajo de los años sesenta muestra claramente la influencia del francés Paul Gauguin y del español Pablo Picasso.
Pero se dice que su obra y “persona” son mejor comparados con Peter Paul Rubens, un artista del siglo XVII a quien él admira enormemente. El trabajo de Rubens fue la personificación del “Barroco” cuyas figuras carnosas, voluptuosas “existen en un mundo de exuberancia y plenitud, tanto en el dominio de lo sagrado como de lo profano.”
Botero mencionó una vez: “En el arte, mientras tengas ideas y pienses, estás destinado a deformar la naturaleza. Arte es deformación.”
Escrito por Claudia Herrera Hudson
Fuente: http://www.miheroe.org/hero.asp?hero=FernandoBotero
Fernando nació en Medellín, en el Departamento de Antioquía, Colombia, el 19 de abril de 1932. Su padre era un vendedor de ruta quien viajaba en burro a través de las inhospitables regiones montañosas. Cuando Fernando tenía sólo 2 años de edad, su padre murió repentinamente, dejando a Fernando crecer con su madre y sus dos hermanos. Se dice que este trágico evento lo dejó con un permanente vacío, una tristeza a la que él nunca pudo afrontar.
El Medellín de hoy en día es muy diferente al Medellín de Botero cuando era niño. En aquel entonces, Medellín era un pequeño pueblo provincial y tranquilo, donde la iglesia jugaba un papel importante en la vida y moralidad de cada uno. Botero atendió a una escuela de jesuitas, quienes eran muy estrictos. Para disfrutar en sus ratos libres, Botero empezó a dibujar y luego a pintar.
Al crecer se convirtió en un verdadero admirador de las corridas de toros, el cual es un deporte popular en Colombia, derivado de los colonos españoles. Desde los 13 años de edad, él empezó a pintar escenas taurinas, vendiéndolas frente a la arena por 5 pesos y más tarde, como profesional, invirtió cerca de dos años pintando sólo aquello.
Su talento y conocimiento del arte fue evidente desde temprana edad. Cuando tenía tan sólo 17 años de edad, contribuyó con un artículo con el periódico de Medellín “El Colombiano”, titulado “Picasso y la No Conformidad del Arte”, el cual sirvió para revelar su mentalidad vanguardista del arte.
Botero se mudó a Bogotá en 1951 donde tuvo su primera exhibición en la galería Leo Matiz a la edad de 19 años. Cada una de sus obras se vendió. Irónicamente, Botero creció sintiendo verdaderamente difícil el separarse de su obra y llegando a ser el coleccionista más grande de su propia obra, a pesar de haber recibido ofertas de enormes sumas de dinero por sus obras de parte de sus admiradores y coleccionistas de todo el mundo.
Como muchos artistas de su tiempo hicieron, decidió viajar a Europa para estudiar el trabajo de los grandes maestros. Estudió en Madrid, España, en la academia de San Fernando, donde creó obras al estilo Velázquez y Goya, así como en Florencia, Italia, donde aprendió las técnicas del fresco (mural) de los maestros italianos. En el año de 1956, enseñó en la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Bogotá, Colombia y viajó a la Ciudad de México para estudiar el trabajo de Rivera y Orozco. Desde ese punto, su experiencia con el muralismo influenció en gran medida la dirección de su futuro como artista.
El estilo de la pintura de Botero más conocido surgió alrededor del año de 1964, y es caracterizado por “formas redondeadas, infladas, pintadas con una suave pincelada casi invisible e hinchadas hasta alcanzar unas figuras humanas de tamaño exagerado con características naturales y objetos de todas clases, celebrando la vida en sí mismos mientras se mofan de su rol en el mundo.” Los sujetos de sus pinturas con frecuencia parecen posar para una fotografía, tal vez para captar su imagen y personalidad en completo silencio, inmóvil.
En 1959, Botero presentó su trabajo titulado “Imágenes Infladas”, en la exhibición del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Aquella exhibición estableció su reputación como un gran pintor a nivel mundial.
A pesar de que las redondeadas y exageradas imágenes son satíricas y pretenden ser humorísticas, éstas también contribuyen a sugerir comentarios políticos y sociales. Los símbolos de poder y autoridad están presentes frecuentemente en su obra, las imágenes de presidentes y soldados así como la de sacerdotes, se convirtieron en el blanco de Botero. El condena el “militarismo, la moral y el comportamiento de la burguesía colombiana.
Y así como la persistente presencia de sus figuras voluptuosas era una constante en el trabajo de Fernando Botero, su obra se orientó y representó incesantemente a su nativa Colombia. Por ejemplo, pinturas como la obra de 1989 “Hombre con un Perro” y “La Colombiana” de 1983, retratan a gente en posiciones y escenarios típicos del paisaje colombiano. Algunas de sus imágenes contienen aún la bandera colombiana y otras obvias referencias. A pesar de su vasto y experimentado entrenamiento, las imágenes de su niñez parecen nunca haber dejado su memoria. Marc Fumaroli llamó a sus pinturas “Un universo de lo improbable, que viene tan clara y fielmente en retórica, en fábulas y cuentos, en resumen, en niñez.”
Se dice también que el trabajo de Botero evoca al famoso escritor, Gabriel García Márquez y a su extraordinaria imaginación, cuyo trabajo ha creado un mundo “tanto mundano como maravilloso,” justo como el de Fernando Botero.
Pero tanto como su trabajo demuestra su amor por su región nativa, Botero también trae consigo temas genéricos convirtiendo su obra en universal. El incluye temas que abarcan de manera extensiva la historia del arte –desde la Edad Media, el barroco italiano, el arte colonial latinoamericano, al arte moderno de vanguardia. Fernando Botero también creó parodias de varios trabajos de arte, incluyendo Bonnard y David. Durante los diferentes periodos de su trabajo, su arte también demostró las influencias recibidas. Por ejemplo, su trabajo de los años sesenta muestra claramente la influencia del francés Paul Gauguin y del español Pablo Picasso.
Pero se dice que su obra y “persona” son mejor comparados con Peter Paul Rubens, un artista del siglo XVII a quien él admira enormemente. El trabajo de Rubens fue la personificación del “Barroco” cuyas figuras carnosas, voluptuosas “existen en un mundo de exuberancia y plenitud, tanto en el dominio de lo sagrado como de lo profano.”
Botero mencionó una vez: “En el arte, mientras tengas ideas y pienses, estás destinado a deformar la naturaleza. Arte es deformación.”
Escrito por Claudia Herrera Hudson
Fuente: http://www.miheroe.org/hero.asp?hero=FernandoBotero
UNA VISION SAGRADA DEL ARTE.
ResponderEliminarde Jesús Lozano Fuentes, el jueves,
UN PUNTO DE VISTA SAGRADO DEL ARTE.
...la vida espiritual, a la que tambien pertenece el arte y de la que el arte es uno de sus mas poderosos agentes,es un movimiento
complejo pero determinado,traducible a terminos simples,que conduce hacia delante y hacia arriba.este movimiento es el del
conocimiento.Puede adoptar diversas formas,pero en el fondo conserva siempre el mismo sentido interior, el mismo fin.
Introducción en De lo espiritual en el arte, 1911.
KANDINSKY.
El arte en sus infinitas formas ,es una suerte de yoga que permite al individuo recobrar momentaneamente la unidad de su ser
con el mundo ,liberandolo de su propia individualidad ; para el creador la experiencia estetica es una experiencia cercana a la mistica
que permite al espectador sentir la emocion de la totalidad siendo uno con todo,no a traves de la razon, sino por medio de la intuicion.
el artista crea para si mismo siendo el observador y lo observado al mismo tiempo, adquiriendo la sabiduria mientras permanece en el mundo.
extrayendo la belleza de cualquier objeto a la que su mente preste atencion,siendo puente entre la mente y la materia,cada artista percibe y crea su cosmovision de la realidad, en base a sus patrones y paradigmas internos, adentrandose en estados de
consciencia donde su mente se convierte en el espejo del universo.
¿ se puede ser artista y a la vez filósofo ?
creo que es una rara combinacion donde ahora en los tiempos que nos toca vivir, carecemos de esta especie de hombres bomba para despertar la sociedad.
Pues el artista que crea desde el yo, está condenado de antemano a permanecer encerrado en su propia carcel, no percibiendo que en la celda no hay puerta ni barrotes que le encadenen.
¿ en un mundo de invidentes, quién ayudará a cruzar la calle ?
una de las responsabilidades del artista es ser consciente de su ceguera, a veces
tambien de popularidad, vivimos tiempos donde la verdad y la esencia de lo que somos pide paso para instaurarse, pero para que esto ocurra creamos las crisis para depurar lo que nos sobra que hemos creado desde el insconciente colectivo desde hace miles de años. Por esto la crisis las tenemos que entender desde su lado más sagrado que nos invita a cada ser a a adentrarse desde la belleza, el arte y el amor dentro los nuevos paradigmas que ya están aqui.
El arte ha de ser un estado de consciencia donde los resultados y satisfacciones que no sean para los demas tampoco seran para mi. Como el gran visionario Francés André Malraux escribió: el siglo XXI será espiritual o no será.
LA BELLEZA SE HA BUSCADO EN TODAS LAS ÉPOCAS.
AQUEL QUE LA PERCIBE, SE LIBERA DE SI MISMO.
GOETHE.
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Jesús Lozano Fuentes AQUEL QUE LA PERCIBE SE LIBERA DE SI MISMO .
«Quien pinta una figura, si él no puede serla, no puede pintarla»,
DANTE.